La hilatura tiene por objeto la formación de un hilo de sección lo más circular posible, formado por una masa compacta de fibras de longitud limitada, colocadas más o menos paralelamente entre sí y ligadas por medio de la torsión.
Se puede seguir dos procedimientos: la hilatura manual, con el huso, la rueca, bergadana y la spinning Jenny, y la hilatura mecánica, con la mule-Jenny, selfactina, continuas de hilar y máquinas más modernas.
HILATURA MANUAL
Desde la más remota antigüedad y hasta hace poco, la hilatura ha sido ejecutada a mano, por medio de husos y canillas. La hiladora estiraba de una mano una pequeña cantidad de fibras de la canilla, constituida por un simple bastón vertical, sobre la cual la materia se adhería, mientras que con la otra mano, ella hacía girar el huso de madera o metal que sostenía el hilo. Después de dar torsión a 1 metro de hilo aproximadamente, lo enrollaba alrededor del huso. Este método era extremadamente lento.
La invención de la rueca para hilar hacia 1530 constituyó un progreso remarcable ya que permitía producir de manera constante grandes longitudes de hilo.
HILATURA MECÁNICA
La expansión del algodón hacia el siglo XVIII, procedente de España, donde los árabes lo habían importado dos siglos antes, combinado con la máquina de vapor de James Watt, son los dos principales factores del desarrollo de la industria textil, que fue la primera en recoger los frutos de las primeras máquinas. Desde aquel torno de Leonardo da Vinci hasta las modernas continuas de hilar, ha habido a lo largo de este tiempo varias máquinas de hilar.
Una hilatura se dice intermitente si se obtienen los hilos en un proceso que no es seguido, o sea, primero se obtiene la torsión y después el plegado sobre el huso, un claro ejemplo es la selfactina. Una hilatura es continua si obtenemos el hilo en forma seguida, es decir, la torsión y el plegado al mismo tiempo. Ésta es la más productiva, motivo por el cual se usa actualmente en la hilatura y podemos considerar la intermitente como ya totalmente obsoleta.
Fuente: La Industria Textil Y Su Control De Calidad, Fidel Lockuán, Octubre 2012, Pág.5-10