Y llegamos a la última parte de nuestras fibras minerales, hoy cerraremos este tema con la fibra de metal.
Las fibras e hilos metálicos se preparan a partir de metales puros o aleaciones. Se obtienen por estiramiento o por refinado, hasta conseguir unos diámetros del orden de 6 a 25 (μm) micras. Son hilos o fibras de elevada densidad, gran resistencia mecánica y gran conductividad eléctrica y térmica. Las fibras de mono-cristales metálicos se obtienen mediante la reducción de sales metálicas o por condensación de vapores metálicos. También se utiliza la técnica de metalización de un hilo, pasando éste (vidrio, poliéster, poliamida) por un baño de metal fundido o por una cámara de vacío.
Los tipos de hilos o fibras metálicas más importantes son:
- Acero inoxidable: fibras con buena conductividad eléctrica, propiedades antiestáticas y con excelentes propiedades térmicas. Se suelen emplear mezcladas con fibras convencionales. Su peso específico es alto, llegando a 7.9 g/cm3.
- Usos industriales: textiles antiestáticos, resistentes al calor, con una alta conductividad eléctrica, mallas refractarias, revestimiento para suelos y hornos, industria petroquímica, catalizadores, tejidos técnicos, refuerzo en plásticos y cerámica.
- Automoción: componentes en vehículos, absorción acústica…
- Construcción: refuerzo para cemento y hormigón, industria minera…
- Cobre: Las fibras de cobre son fibras metálicas compuestas por más de un 99% de éste metal. Los hilos fabricados con estas fibras son buenos conductores eléctricos y antiestáticos. Su peso específico es alto, 8.9 g/cm3.
- Automoción: material de fricción en frenos de turismos y material para proporcionar conductividad.
A comienzos de 2008 la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), certificó al cobre como el único metal anti-microbiano y poco después el Sr. Jaffrey Gabbay, creó la tecnología CUPRON que incorpora partículas microscópicas de cobre iónico para crear una fibra con propiedades anti-microbianas y anti-virales. Esta fibra ha sido estudiada por prestigiosas universidades de Estados Unidos, y los resultados demuestran que los iones de cobre crean una zona natural de protección que elimina el 99,9% de bacterias y hongos, ayuda a la cicatrización de heridas tanto de diabéticos como de la enfermedad pie de atleta, eliminando así las bacterias que causan el mal olor y mejorando la tonalidad de la piel. La protección de esta fibra comienza a trabajar al primer contacto con el organismo de manera continua, manteniéndose lavado tras lavado.